En el inicio de un año electoral crucial para el presidente Joe Biden, Estados Unidos enfrenta el desafío de la inflación, que se mantiene en el 3,4%, según estimaciones de expertos del Banco Mundial. Aunque la inflación ha disminuido desde el 7% en 2021 y el 6,7% en 2022, sigue siendo un tema crucial en la agenda económica y política.
A pesar de la desaceleración de la inflación, la percepción entre los ciudadanos no es tan positiva. A medida que los precios siguen aumentando en áreas como alimentos, servicios y alquileres, los estadounidenses sienten el impacto directo en sus bolsillos, a pesar de las mejoras macroeconómicas.
En noviembre, los precios aumentaron un 0,3%, llevando la inflación interanual a cerrar el año en el 3,4%. Aunque representa una reducción significativa en comparación con años anteriores, los ciudadanos aún sienten el peso de un aumento del 18% en los precios durante los tres primeros años de la presidencia de Biden.
La inflación, que mostró una resistencia al subir tres décimas en diciembre, se sitúa por encima del objetivo del 2% establecido por la Reserva Federal. La inflación subyacente, sin embargo, muestra una ligera mejora al reducirse una décima, alcanzando el 3,9% interanual.
A lo largo de 2023, se observó una disminución en los precios de la energía (-2%), pero aumentaron los costos de los alimentos (2,7%) y servicios, incluyendo alquileres, transporte, bebidas alcohólicas, televisión por cable, talleres de coches y seguros.
Este contexto económico se presenta mientras la Reserva Federal busca confirmar el éxito de sus medidas para controlar la inflación mediante el aumento de los tipos de interés. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señala que han alcanzado su objetivo, pero se mantienen alerta ante cualquier repunte inflacionario.
El foco ahora se centra en la posible reducción de las tasas de interés. Las actas de la última reunión del comité de política monetaria sugieren una disminución de 0,75 puntos porcentuales a lo largo de este año, pero la incertidumbre persiste sobre el ritmo exacto de esta acción, que dependerá de los datos económicos.
A pesar de los desafíos inflacionarios, Estados Unidos inicia el año electoral con una economía más resiliente de lo esperado. Ha evitado la recesión pronosticada y mantiene una tasa de desempleo históricamente baja del 3,7%. Las proyecciones de la Reserva Federal sugieren que la tasa de desempleo apenas superará el 4% durante este año. La economía estadounidense se presenta como un punto clave en la campaña electoral y podría influir significativamente en los resultados de las elecciones.
Con información de EL PAÍS