Enfrentando el reto de recuperar la producción de hidrocarburos, el Gobierno de México apuesta por campos “viejos”, según indican datos revelados por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Sin embargo, especialistas coinciden en que esta estrategia podría enfrentar desafíos a medida que estos campos entren en fase de declinación.
Campos Cruciales: Quesqui y Maloob
Los campos Quesqui y Maloob destacan como pilares fundamentales para la producción nacional de hidrocarburos. En septiembre, Quesqui contribuyó con 652 millones de los 5 mil millones de pies cúbicos diarios de gas natural a nivel nacional. Sin embargo, preocupa que este campo ya haya comenzado a mostrar signos de declinación.
En términos de hidrocarburos líquidos, Maloob lidera la producción con 314 mil barriles diarios, seguido por Quesqui con 187 mil barriles y Zaap con 177 mil barriles diarios. A pesar de estas cifras alentadoras, la producción nacional de un millón 942 mil barriles diarios plantea desafíos futuros.
Impacto en la Producción Nacional
Gonzalo Monroy, socio fundador de la consultora GMEC, alerta sobre la importancia de Quesqui en la extracción de gas y condensados, destacando que ya está mostrando signos de declive. Advierte que, a partir del próximo año, se anticipa un impacto significativo en la producción, ya que no hay alternativas inmediatas para sustituir su aportación.
Schreiner Parker, vicepresidente senior y jefe para América Latina en Rystad Energy, comparte la preocupación y sugiere que, aunque podría alcanzarse la meta de 2 millones de barriles diarios de líquidos en esta administración, se vislumbra una nueva caída en la producción a partir de 2027.
Desafíos y Alternativas Futuras
Ante este panorama, los expertos subrayan la necesidad de explorar alternativas de sustitución, como el campo Tupilco Profundo. Sin embargo, reconocen la falta de opciones con una producción lo suficientemente rápida como para evitar un impacto importante en la producción nacional del próximo año.
La producción de hidrocarburos en México enfrenta desafíos significativos, y el Gobierno deberá abordar estratégicamente la transición hacia fuentes más sostenibles y la exploración de nuevas oportunidades para garantizar la estabilidad a largo plazo.